ENRIQUE MORENTE nació en el Albaicín granadino, en 1942. Siendo niño, fue seise en la catedral, y, desde muy pequeño, mostró una gran afición hacia el cante, sobre todo el de los grandes maestros.
A los dieciocho años se trasladó a Madrid, donde pudo disfrutar are la amistad y las enseñanzas de algunos de aquellos maestros a los que tanto admiraba; entre ellos, Pepe de la Matrona, Bernardo el de los Lobitos, o Manolo de Huelva.
El inicio de su carrera artística, como el de otros jóvenes que querían dedicarse al cante, fue un continuo peregrinaje por diferentes tablaos y salas de fiesta, que le sirvió para ganarse la vida, y, sobre todo para realizar un aprendizaje continuo que, poco a poco se consolidó en la adopción de una postura personal ante el flamenco y frente a su propio futuro como cantaor.
Dos fueron los ejes o los pilares sobre los que asentaron esa postura y ese proyecto de futuro: la fidelidad a los fundamentos del cante, es decir, a sus raíces, y la necesidad de transformarlo haciéndolo evolucionar e imprimiéndole libremente su propia inspiración y su desbordante creatividad.
«La ortodoxia –decía Enrique– debe servir para invitar a recorrer nuevas sendas, nuevos caminos y, si todo está hecho con sinceridad y honestidad, siempre sirve para ver nuevas experiencias y los errores sirven para abrir nuevas ventanas. [...] Me aburre cantar siempre igual y pienso que la ortodoxia hay que cogerla e inspirarse, desarrollarla para hacer cosas que inviten a crear "arte nuevo"».
Con toda esa experiencia y ese aprendizaje, en 1967, tras obtener en Madrid el primer premio del certamen de "Málaga Cantora", grabó su primer disco acompañado a la guitarra por Félix de Utrera.
En aquel disco, al que tituló simplemente "Cante flamenco", Enrique incorporó once cantes, interpretados con la más rigurosa ortodoxia, que ponía de manifiesto el conocimiento que poseía del cante tradicional y, a la vez, la calidad de su voz –con una limpieza de dicción admirable– y la fuerza de su capacidad interpretativa.
A aquel primer disco lo siguió "Cantes antiguos del flamenco", acompañado a la guitarra, en esta ocasión, por Niño Ricardo; álbum muy en la línea del anterior, es decir, de corte clásico, y, como su nombre indica, de fidelidad a la tradición y a las raíces del flamenco.
En 1970, acompañado a la guitarra por Manolo Sanlúcar, actuó en el Ateno de Madrid y en la Sala Da Vinci, de Bruselas, ante más de cinco mil emigrantes españoles.
Al año siguiente, Enrique Morente decidió iniciar una experiencia que posteriormente convertiría en una constante a través de toda su obra; la de expresar los textos de nuestros grandes poetas en el lenguaje musical del flamenco. Experiencia que plasmó por primera vez en el disco "Homenaje flamenco a Miguel Hernández" (1971), en el que nos ofreció unas profundas y conmovedoras versiones flamencas de "El niño yuntero", las "Nanas de la cebolla" o "Sentado sobre los muertos".
Después, en esa misma línea, dedicaría sus cantes a poetas como San Juan de la Cruz, Federico García Lorca, León Felipe, Manuel y Antonio Machado, José Bergamín, Nicolás Guillén, Rafael Alberti, Bécquer, María Zambrano, Luis Cernuda, Miguel de Cervantes o Al Mutamid.
En realidad con su decisión de cantar por flamenco a Miguel Hernández, además de plantearse una renovación y una actualización de sus cantes, en Morente empezaba a ponerse de manifiesto otra de las características de su arte y de su personalidad: me refiero a su inquietud y su compromiso social y político en defensa de la libertad y de la democracia, actitud que le hizo conectar y sintonizar inmediatamente con la canción social que en aquellos años lideraban los cantautores.
En 1972, recibió el Premio Nacional de Cante de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera, y cantó en la sede de la UNESCO, en París, con motivo de la celebración del primer homenaje mundial que aquella institución rindió a Ferderico García Lorca; homenaje en el que también participaron Carlos Cano, Amancio Prada, Manuel Cano y Manuel Gerena.
Al año siguiente, de nuevo con Manolo Sanlúcar, realizó una gira por Estados Unidos para dar una serie de recitales, entre los que destacan los celebrados en la sala Tully del Centro Lincoln y en la Spanish Institute de Nueva York.
En 1975, grabó su disco "Se hace el camino al andar" acompañado de Manzanita y Luis el Habichuela; disco en el que incorporó algunos cantes como "A la hora de la muerte", "Voces doy al viento" o "Yo seré como la noche", de los que es autor de las letras, y en los que manifiesta una gran sensibilidad poética, muy en la línea de lo que entonces se conocía como poesía social.
«Voces doy al viento / y a to el alto cielo / porque yo tengo / una llama viva / dentro de mi pecho. / De cosita pasá / no quiero acordarme / porque me lloran / mi corazón / gota de sangre.»
Ese mismo año recibió el Premio Nacional de la Música Popular, otorgado por el Ministerio de Cultura.
Dos años más tarde, Morente, junto con el guitarrista Pepe Habichuela, nos ofreció una de sus obras emblemáticas; se trata del álbum titulado "Homenaje a Don Antonio Chacón", por el que recibió, en 1978, el Galardón de Honor de los Premios de la Música.
A aquel disco le sucedieron, "Despegando" (1977), "Sacromonte" (1982), "Cruz y luna" (1883), "Esencias flamencas" (1988) –disco grabado en Francia–, "Enrique Morente en la Casa Museo de Federico García Lorca, de Fuetevaqueros" (1990), "Morente-Sabicas. Nueva York-Granada" (1990) –auténtica joya en la que se funden, generando una belleza indescriptible, el genio de Sabicas con la frescura y la profundidad del cante de Morente–, "Misa flamenca" (1991) y "Negra, si tu supieras" (1992), álbum en el que Enrique inicia un proceso, interesantísimo, de experimentación, fusionando el flamenco con otras músicas, y en el que canta a Nicolás Guillén, a José Bergamín o a Rafael Alberti, e incluye también temas propios y populares.
En 1996 Enrique grabó uno de sus discos más hermosos, el titulado "Omega" (1996), absoluta genialidad con adaptaciones de Lorca y versiones de canciones de Leonard Cohen, acompañándose del grupo Lagartija Nick.
A aquel disco le siguieron "Morente-Lorca" (1988), "La luz que se apaga" (2002) –disco que se incluyó en el catálogo de la exposición que con ese mismo nombre presentó el pintor José María Sicilia en el Fons Hals Musseum de Haarlem–, "El pequeño reloj" (2003) –en el que incorpora a su nómina de poetas cantados a Quevedo, a Bécquer y a León Felipe–, "Morente sueña la Alhambra" (2005) –banda sonora documental que con ese mismo título dirigió José Sánchez Monte–, "Morente, flamenco en directo" (2009); "Pablo de Málaga" (2009) –con dibujos y textos de Pablo Picasso adaptados, musicalizados y cantados por Enrique– "Llanto" (2010), "Morente + Flamenco" (2010) y "Morente. Banda Sonora Original" (2011) –correspondiente al documental "Morente: el barbero de Picasso" rodado por Emilio A. Barrachina.
En este disco puede escucharse la canción "El ángel caído", tema original de Antonio Vega, que Enrique grabó pocos días antes de su muerte acompañado al piano por el bonaerense Federico Lechner.
Lamentablemente, el 13 de diciembre de 2010, en la plenitud de su carrera musical y de su obra, Enrique Morente falleció inesperada y desafortunadamente, dejando un irreparable vació en la música popular que en la actualidad miman, impulsan y recrean sus hijos Estrella, Soleá y Enrique (Kiki).
Señalar también que Enrique a lo largo de su intensa trayectoria creativa montó diversos espectáculos en los que ejerció de productor, director, cantaor e intérprete. Entre ellos, "Andalucía hoy" (1981) –en el Teatro Olympia, de París–, "Fantasía de cante jondo para una voz flamenca y orquesta" (1986) –estrenado en el Teatro Real, de Madrid–, "El loco romántico" (1988) –espectáculo inspirado en El Quijote–, "Allegro soleá" (1990) y "A oscuras"(1994).
Finalmente, y como curiosidad, merece la pena escuchar la canción "¿Quienes se amaron como nosotros?" compuesta e interpretada por Morente sobre un poema de Pablo Neruda. Esta canción es la que cierra el CD colectivo "Neruda en el corazón" publicado en 2004.
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